Crítica de cine: Descubrir la verdad y el humor a través del documental Impunidad, de Edward Salem

By Jimmy Johnson

El documental Impunidad, de Edward Salem, se filmó poco después de que acabase la destructiva Operación Plomo Fundido.

El documental Impunidad, de Edward Salem, tiene un título muy enigmático. El término “impunidad” significa una exención de la pena o pérdida. La película termina con un texto sobre el informe Goldstone encargado por las Naciones Unidas y con la acción internacional que tuvo lugar en Gaza tras el ataque israelí – Operación Plomo Fundido – entre diciembre de 2008 y enero de 2009. Hasta ese momento no hay ninguna discusión importante sobre la rendición de cuentas. Otro aspecto desconcertante de la película es el menú del DVD, que parece presagiar una función propia del cine de terror japonés. Sin embargo, estas características desconcertantes la convierten en una película innovadora y sobresaliente. El documental de Salem no es convencional, en el sentido de que no ofrece ningún relato para que el público lo pueda seguir. La mejor manera de apreciar Impunidad es verlo como un analisis etnográfico profundo de los mecanismos de supervivencia de un pueblo en estado de sitio que sufre las consecuencias de la destrucción masiva de la Operación Plomo Fundido.

Salem visitó la Franja de Gaza un mes después del final de la Operación Plomo Fundido, viajó por todo el territorio filmando conversaciones con hombres y mujeres de todas las edades y se unió a ellos para diversas actividades diarias y excursiones nocturnas. Una de las primeras secuencias es un ejemplo de la investigación abierta que Salem lleva a cabo sobre la vida después del asalto israelí. Salem se encuentra con un grupo de niños, y uno de ellos está encantado de actuar frente a la cámara. El joven, con un semblante solemne, presenta distintos motivos para explicar su pobreza y termina diciendo: “Estamos totalmente arruinados, así que tenemos que comer como los burros”. Y mientras dice esto, él y sus amigos, primero entre risitas y luego a carcajadas, comen hierba para reforzar sus declaraciones.

El 80 por ciento de las familias de Gaza depende de la ayuda alimentaria de la ONU debido al bloqueo impuesto por Israel, que ha devastado la economía. Por este motivo, es muy probable que estos niños no tengan suficientes recursos alimenticios y económicos. El decorado de su parodia humorística son edificios destruidos, algunos parcialmente y otros totalmente. No obstante, este contexto de destrucción y de sufrimiento no hace que la rutina sea menos divertida, al contrario es muy divertida. La película incluye varios ejemplos de carcajadas fuera de lugar, de un humor macabro utilizado para dar sentido a una situación difícil, en palabras de Donna Goldstein.

Salem captura otros mecanismos para hacer frente, o no hacer frente, a estas situaciones, como el estoicismo de una joven a quien Salem sigue entre los escombros de un barrio destruido. La joven narra con total naturalidad la muerte y las lesiones inflingidas a varios miembros de su familia. Salem se encuentra con una familia que comparte su aflicción con doloroso detalle, con lamentos muy conmovedores, con agresividad desplazada y otros sentimientos. Y lo hace con unos pocos pasos en falso, entre los que destaca la afirmación dañina y totalmente innecesaria en la que declara que sería difícil traducir a un personaje sordo. Salem cuanta con un excelente elenco: aparte del niño con un don para la improvisación, entre los personajes incluye desde un refugiado de 100 años de edad tatuado, que alterna entre el fatalismo y el nihilismo, hasta combatientes armados del Frente Popular para la Liberación que representan la resistencia armada y su moral de combatientes contra la moral de los hombres.

El proceso de recuperación es largo y Salem capta la esencia de la lucha y la confusión, representada por la geografía deformada de la destrucción de la infraestructura física, que ahora incluye entradas sin sentido, pisos superiores a los que no se puede acceder, huecos de ascensor imprevistos y muros que se elevan desde el suelo sin motivo alguno, todos ellos entre los edificios que resistieron en pie. La fotografía de Salem captura estas imágenes de una forma que siempre resulta interesante y reveladora. El trabajo que realiza manualmente hace que las conversaciones se conviertan en algo personal y ofrece planos poco convencionales de los personajes, mostrando a menudo una fascinación por las bocas y cabezas y no por quienes hablan. A veces deja caer alguna broma en relacion con el conflicto. Encuentra situaciones de inesperada comedia, como aquella en que un activista norteamericano, al tratar de utilizar la palabra árabe para “palestinos”, se dirige al público “filisteo”. Participa en una fiesta animada. Interviene desde detrás de la cámara con un estilo directo para captar más detalles, puntos de vista y mucho más que eso, trabaja con un estilo original entrelazando imágenes contrastantes para llegar a las verdades ocultas en el espacio que las separa. Y en el paso constante de lo trágico a lo cómico y después a lo estoico y por doquier, Impunidad, título desconcertante donde los haya, se acerca mucho a la verdad.

Impunidad se presentará en la novena edición del Festival de Cine Palestino de Chicago, del 16 al 29 de abril del 2010. Haga clic aquí para obtener información actualizada de The Electronic Intifada.

Jimmy Johnson es un empleado de un supermercado en el sur de Michigan. Pueden contactar con él en Johnson.jimmy@ gmail.com.

Traductora: Denisa- Karla Anusca
Correctora:  Isabel Calderón
Fecha de publicación en castellano: 
enero de 2012
Fuente: Film review: Uncovering truth and humor in Edward Salem’s «Impunity»; Jimmy Johnson, The Electronic Intifada, 13 de abril de 2010

http://electronicintifada.net/content/film-review-uncovering-truth-and-humor-edward-salems-impunity/3580

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