Breve resumen sobre el cine palestino

por Khaled Elayyan

Los acontecimientos políticos en Oriente Medio, especialmente en Palestina, han tenido una fuerte influencia en el cine palestino. El colonialismo ha sido siempre un gran obstáculo que ha entorpecido el desarrollo natural de algunos sectores dentro de la sociedad palestina. La Nakba de 1948, la Naksa de 1967, y la guerra de Beirut en 1982 fueron sucesos dramáticos que aumentaron la inestabilidad en Palestina y crearon un sentimiento de incertidumbre en su población autóctona. Sin embargo, el cine palestino logró mantenerse inmune a las duras influencias externas y sobrevivió pese a todos los pronósticos. De hecho, a pesar de la carencia de una industria cinematográfica consolidada en Palestina, la escena local e internacional está siendo testigo de la proliferación de películas y de directores palestinos. Las raíces de la producción cinematográfica palestina tienen sus orígenes en el año 1935. El primer corto documental, basado en la visita a Palestina del rey Suud Ben Abdel Aziz y sus viajes entre las ciudades de Jerusalén y Jaffa, fue producido por Ibrahim Sarhan. Más adelante, Sarhan produjo también otras dos películas, la primera fue un documental titulado «Los sueños se hacen realidad» («Dreams Come True») y la segunda, un documental sobre Ahmad Hilmi Pasha, miembro del Alto Comité Árabe. En 1945 se estableció el Estudio Palestino y lanzó su carrera con una película documental titulada «En la noche de la fiesta» («On the Night of the Feast»).

A mediados de los años cincuenta, Mahammad Saleh al-Kayyali dejó Palestina, su tierra natal, y se marchó a vivir a Italia donde estudió arte cinematográfico y dirección de cine. Sin embargo, después de su graduación decidió vivir en Egipto.

El cine en Palestina no logró convertirse en un fenómeno sociocultural debido a las extendidas tradiciones sociales de aquella época. Además, el Mandato Británico censuró la copia y proyección de películas que contenían violencia o las que se creyera que pudieran contener cualquier otro tipo de incitación. Por lo tanto, la producción de películas fue un esfuerzo individual que pronto se disipó debido a la falta de los componentes fundamentales básicos en la producción cinematográfica. Cabe añadir que el Mandato Británico y la situación política en Palestina después de la Nakba de 1948 ocasionaron una inestabilidad total y un caos político.

En 1948, la parte norte de Palestina estaba ocupada por Israel y miles de palestinos fueron desposeídos y desplazados. Un número considerable de ellos cayó bajo la hegemonía militar israelí; otros pasaron a formar parte del Reino Hashemita de Jordania; mientras, otros establecieron relaciones directas con Egipto. Asimismo, miles de ellos se convirtieron en refugiados de los países árabes vecinos. Como consecuencia, la identidad palestina se vio fragmentada. Entre 1948 y 1957, los directores palestinos no pudieron producir películas debido a la onerosa situación política en la que estaban viviendo. De hecho, los palestinos se convirtieron en sujetos subordinados y marginados en los países aliados.

Por el contrario, el cine árabe consiguió producir numerosas películas dirigidas a la causa palestina. Pero estas películas sólo reflejaban la visión de los regímenes políticos oficiales y estaban comprometidas con sus agendas políticas. El sistema político árabe de mediados de los años cincuenta y sesenta eludió la cuestión de la Nakba y sus causas. Asimismo, evitó a las masas árabes y esquivó cualquier tipo de agitación pública.

Después de la revolución del 23 de julio de 1954 en Egipto, se produjeron películas sobre la causa palestina como parte del movimiento nacional. Sin embargo, la mayoría de las películas fueron realizadas por productores egipcios, quienes hicieron hincapié en el dilema palestino. Durante ese tiempo, el director palestino Mohammad Saleh al-Kayyali, que residía en Egipto, produjo numerosos documentales.

Como resultado de la guerra de junio de 1967 y de la ocupación israelí en Cisjordania y la franja de Gaza, los palestinos residentes en Gaza, Israel y Cisjordania reestablecieron las conexiones y la comunicación entre ellos después de más de diecinueve años de total segregación. De hecho, una de las características comunes de la ocupación israelí fue que volvió a unir a todos los palestinos, reforzando así su identidad nacional. A partir de ese momento, los palestinos se hicieron cargo de la responsabilidad de preservar su identidad nacional y de iniciar actividades de liberación.

El cine palestino prosperó en circunstancias singulares e inusuales. La fotógrafa Salafa Misral formó su primer club fotográfico después de graduarse en la Escuela de Cine Superior de El Cairo. Fotografió y expuso instantáneas sobre la vida palestina y sus mártires, y, como resultado, surgió la necesidad de crear un archivo que documentara la lucha palestina. Así se estableció la Unidad de Cine Palestino y su primer documental,  «No a una solución pacífica» («No to a Peaceful Solution»), fue producido en 1968 por Mustafa Abu Ali, a quien se consideró uno de los fundadores del cine palestino revolucionario. Tras el éxodo de los revolucionarios palestinos de Jordania al Líbano, el OLP y sus facciones instalaron departamentos cinematográficos en el Líbano que incluían Media and Culture Department, Samed Institute for Cinema Production, PFLP Art Commission y PDFLP Cinema and Photography. Estos departamentos produjeron cincuenta y nueve documentales y un largometraje titulado «Regreso a Haifa» («Return to Haifa») producido por el director iraquí Kassem Hawal.

Durante ese periodo, el cine palestino desempeñó un papel crucial en la difusión de la causa palestina y en la lucha contra la ocupación israelí. El objetivo del cine palestino era exponer el sufrimiento del pueblo palestino y su resistencia. De acuerdo con el director de cine libanés Jean Chamoun, el cine palestino de aquel momento “respondió y cumplió con una necesidad política temporal sin tensar las dimensiones históricas y culturales relacionadas con la existencia del pueblo. La acumulación de eventos sumergió al cine palestino en el remolino de los sucesos actuales”.

Independientemente del nivel artístico de estas películas, que se realizaron en condiciones nefastas y que solo utilizaron equipamiento técnico básico, su valor fue inmenso ya que documentaron información histórica importante sobre la causa palestina. El investigador y crítico cinematográfico Adnan Madanat señaló: “podemos decir que a través de los festivales de cine internacionales y palestinos, y de las proyecciones organizadas por los movimientos de solidaridad internacional, estas películas han contribuido a divulgar y a transmitir la imagen del pueblo palestino, aunque sea de manera parcial, entre la opinión pública internacional”.

La producción cinematográfica palestina y las instituciones y los departamentos cinematográficos palestinos continuaron trabajando hasta 1982, cuando los revolucionarios palestinos fueron expulsados del Líbano. Los cineastas, productores y directores palestinos se dispersaron a diferentes partes del mundo. El cine palestino se desvaneció gradualmente.

La guerra de junio de 1967 condujo también a la aparición de nuevas tendencias cinematográficas en el mundo árabe. Los documentales que trataban sobre la causa palestina fueron producidos por los sectores públicos y privados, expresando su rechazo a la derrota. En Egipto por ejemplo, los directores Ali Abdel-Khaleq, Youssef Shahin y Tawfiq Saleh realizaron numerosas películas, tales como «Canción en el callejón» («Song on the Passageway») y «El pájaro» («The Bird»), en apoyo y solidaridad con el pueblo palestino. Además, directores internacionales como Jean-Luc Godard y Costa Gavras realizaron películas que mostraban empatía hacia el problema palestino.

A finales de los años setenta aparecieron más directores en Palestina, especialmente cuando la resistencia se trasladó a los territorios ocupados. Estos profesionales realizaron documentales que contribuyeron a la difusión de la cultura cinematográfica entre los palestinos.

Los noventa fueron años de pleno crecimiento para el cine palestino, como señaló el director sirio Bashar Ibrahim. Varias películas palestinas fueron proyectadas en festivales árabes e internacionales. A día de hoy existe un frenético y animado movimiento cinematográfico, en especial entre la generación más joven.

Sin embargo, el cine palestino todavía depende de la experiencia individual, a pesar de la existencia de numerosas instituciones que contribuyen a este vital sector. Para que el cine palestino pueda seguir creciendo necesita una financiación adecuada, salas de proyección, equipamento moderno y recursos humanos.

Referencias:

1. Hassan al-Odat, The Cinema and the Palestinian Cause. Dar al-Sawar. Acre, 1989.

2. Adnan Madanat, Palestinian Cinema, Enciclopedia Palestina, Vol II.

3. Bashar Ibrahim, The Palestinian Cinema in the Twentieth Century. Ministerio de Educación Sirio-Institución Pública de Cine.

Khaled Elayyan es artista y coreógrafo que actualmente trabaja en el Teatro y Cinemateca Al Kasaba en Ramallah.

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Traductora: Laura González Martí
Correctora: Denisa- Karla Anusca
Fecha de publicación en castellano: Marzo 2011
Fuente: A brief history of Palestinian Cinema, Khaled Elayyan, The Week in Palestine, June 2008
http://www.thisweekinpalestine.com/details.php?id=2354&ed=149&edid=149

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