Entrevista a Susan Youseff, «Habibi»

por Channing Davidsson 

Susan Youssef, directora de Habibi en la entrega del premio a la Mejor Película árabe en el Festival Internacional de Cine de Dubái.

El primer largometraje de Susan Youssef, Habibi, ha recibido grandes elogios. Ha ganado el premio al Mejor Largometraje Árabe por su película en el Festival Internacional de Cine de Dubái y también figura en el ranking de las «25 New Faces to Watch» (las 25 caras nuevas para ver) de la revista Filmmaker Magazine. Habibi relata la historia de dos enamorados de la Franja de Gaza, Qays y Layla, que deben volver inesperadamente a casa desde la escuela situada en Cisjordania. Pero una vez allí, ya no son libres para pasar tiempo juntos o continuar su romance sin la aprobación del padre de Layla. Lo que surge a partir de aquí es una historia poética sobre el coraje, el amor, las fronteras sociales y culturales y la libertad que tiene una calidad shakesperiana. Basada en la parábola de los clásicos Sufi, la leyenda de Layla y Majnun, la película de Susan Youssef ofrece una visión de un mundo que rara vez, o tal vez nunca, se ha/ha sido retratado en la pantalla.

¿Qué fue lo que te inspiró para volver a contar la historia de Layla y Majnun?

La primera visita que hice a Gaza en 2002, cuando estuve filmando mi documental Forbidden to Wander (“Prohibido deambular”). Fue entonces cuando vi a unos niños que representaban el romance de Layla y Majnun. Cuenta la historia de Qays, que enloquece por su amor hacia Layla.

Allí, en un gimnasio de Khan Younis, fui testigo de lo que un adolescente llamado Qays tuvo que vadear a través de las arenas del desierto imaginario en busca de Layla. Gaza está situada sobre llanuras, superpoblada y bañada por el Mar Mediterráneo. Caballos y personas vestidos de gala vadean por el agua. Una cacofonía de las llamadas a la oración de las mezquitas resuena en el aire. En unas partes hay bosques de palmeras, en otras campamentos de refugiados con  pavimentos de tierra, y en la playa de Gaza hoteles y restaurantes, lo suficientemente lujosos como para impresionarme incluso a mí, una nativa de Nueva York.

En 2002, el ejército israelí destruyó los hogares de los campos y lanzaron bombardeos aéreos. El calor era agobiante. Pero incluso en este ambiente, en todas partes que he estado filmando, los niños se acercaban para saludarme. También fue en esta época cuando Mohammed, el director del teatro local, se unió a mí para ayudarme a filmar mi documental; cuidó de mí todo el tiempo sin dejar de respetar mi espacio como mujer. No le pagué, ni le ofrecí un sitio donde quedarse, ni siquiera le ofrecí comida. Fue algo inesperado, me enamoré de su bondad, de su heroico compromiso con el arte en una situación donde la mayoría de la gente está tratando de sobrevivir, es decir, me enamoré de Mohammed. El hecho de ver y experimentar la representación de Layla y Majnun que hicieron esos niños, y también de encontrar el amor en Gaza, me obligó en cierto modo volver a contar la leyenda sobre el escenario de lo que es hoy día Gaza.

Hubo dos ventajas a la hora de trabajar con la historia de Layla y Majnun. La primera de ellas fue que me dio una estructura que había funcionado durante siglos. La segunda fue que me encantó por completo la idea de un poeta que existió en el siglo VII, cuyo nombre fue utilizado durante siglos por otros escritores para crear sus propias poesías de amor. Hay teorías que sostienen que los poemas Layla y Majnun no fueron escritas por el poeta Qays ibn al-Mulawwah. Sentí que podía hacer alguna conexión con esa tradición y esconderme detrás de su poesía.

Ha viajado por todo el mundo con su película y la expuso ante muchos tipos de audiencia. ¿Cuáles han sido las respuestas a su obra?

Es un auténtico regalo ver que el público se toma un descanso de sus ocupaciones diarias para comprar una entrada al cine y pasar algún tiempo participando en el mundo que he creado con el reparto y el equipo de Habibi. Honestamente, es un privilegio, un lujo, una recompensa.

Recuerdo que al acabarse la película muchas mujeres y hombres de Gaza se me acercaron llenos de sentimientos, pidiéndome hacer más películas. Esta ha sido para mí la experiencia más profunda, tener realmente éxito en la creación de un mundo que para algunas personas es real.

Creo que los públicos que sacan el máximo partido a la película son aquellos que se entregan a la historia de amor. Conocí a jóvenes y personas mayores, de diferentes entornos o ámbitos —en las proyecciones de Busan, Reykjavik y Charlottesville— y nos hicimos amigos después de ver esta película. Se me acercaron después del turno de preguntas y respuestas, y pude ver un brillo en sus ojos. Pude sentir que los llevé a un lugar diferente y que, por alguna razón u otra, disfrutaron del viaje conmigo. También es una experiencia estupenda para sentir la universalidad del amor que llega a los corazones de los no palestinos a través de Habibi.

Creo que cada audiencia tiene su propia perspectiva sobre la película. Un pequeño grupo va a ver la película buscando identificarse con el horror de la ocupación. También hay un pequeño grupo de personas que son más críticos con la película debido a sus problemas extremos con Palestina. Muy a menudo ocurre que esas personas no han estado en Gaza y sin embargo son duros con la película. Tengo la suerte de saber que las opiniones que despierta Habibi nunca son indiferentes, y esto para mí significa que estoy provocando una respuesta a través de la película, por lo que la película llega con éxito a su audiencia.

¿Era su intención hacer una película con connotaciones políticas? ¿La ve como política, o simplemente es una representación de la vida en la Franja de Gaza?

Me encanta la idea de traer de nuevo esta poesía a la corriente principal. Así que ese es uno de los objetivos, compartir lo increíble que considero es mi patrimonio. Y creo en la esperanza de la conciencia colectiva de que habrá una mayor comprensión de la situación en Gaza, y que de alguna manera las cosas van a mejorar. Esta película es una parte de un todo. Si hablamos de los derechos civiles estadounidenses y de los movimientos para los derechos de los homosexuales, gran parte de su éxito tiene que ver con la conciencia colectiva que viene a través de los medios de comunicación, de la cultura.

Sus protagonistas Qays y Layla tienen una química increíble. ¿Cómo fue el casting?

Después de ver Paradise Now, supe que quería que Nashef Kais fuera Qays, el protagonista de Habibi. Le pedí al talentoso y generoso director de Paradise Now, Hany Abu-Assad que me lo presentara y Hany me puso en contacto con Kais mientras abogaba por Habibi. Entrevisté a Kais por teléfono, sin tan siquiera haberlo conocido. Kais insistió en querer conocer personalmente a Layla y fue él quien me envió la foto de Maisa Abd Elhadi por correo electrónico. Cuando vi la foto de Maisa, visualmente era exactamente lo que yo había imaginado para el personaje. Le pregunté a nuestra amable directora de casting Najwa Mubarki y me dijo que Maisa era un nuevo modelo de actriz que estaba apareciendo en otras películas como extra. Cuando le hice la prueba a Maisa, me di cuenta de que prácticamente no tenía ninguna formación pero estaba comprometida y eso fue lo que me convenció. Su prueba con Najwa fue tan bien que las contraté como madre e hija.

Así pues fue una experiencia monumental para mí, porque aprendí a trabajar con alguien como Kais que era rico en experiencia y formación y con alguien como Maisa que era muy natural pero completamente dedicada a dar lo mejor de sí. Quien también me ayudó en este proceso fue Yusef Abu Wardeh, que jugó el papel de padre de Maisa. Yusef es un actor veterano intuitivo y experto que ha aparecido en películas que se han proyectado en el Festival de Cannes, así como en el escenario de lugares como el Young Vic Theatre de Londres. Entre Yusef y Maisa hubo una compenetración como padre e hija de una forma sencilla y natural, tanto que cuando Yusef terminó sus días de rodaje lloré de gratitud. Yusef depositó su confianza en mí como directora y así lo percibí. Hubo una gran diferencia en la capacidad de confiar en mis instintos y tomar riesgos creativos con respecto a la realización de las escenas.

Algunas de las escenas más intensas de la película muestran a Qays deambulando por la ciudad, acariciando los muros que se interponen entre él y su amada Layla. La cámara parece moverse de manera diferente cuando lo enfoca a él y capta sus emociones a través de la cercanía intensa. ¿Lo que pinta Qays como graffitti sobre las paredes es la poesía? ¿Fue intencionado el enfoque que le da a estas escenas y que las hace diferentes al resto de la película?

No fue intencionado el dar a las escenas de la poesía una sensación diferente al resto de la película. Creo que es la poesía misma quien genera su propio cuerpo de sensaciones para el espectador de la película. Si vuelves a ver cómo Qays acaricia la pared o la cara de Layla verás que es exactamente lo mismo, en términos de su expresión.

Habibi fusiona la poesía y el graffiti para volver a contar la famosa parábola sufi Layla y Majnun. Existe un cuerpo de poesía que data del siglo VII, el cual se le atribuye a Qays ibn al-Mulawwah (también conocido como Layla y Majnun), quien originalmente se enamoró de Layla. Con el fin de llevar esta historia a la pantalla, he incorporado el arte del graffitti en la película, es por ello que Qays escribe la poesía en lugar de recitarla. La poesía penetra en la vida cotidiana de Layla y de su familia al leerla sobre los muros que rodean la ciudad. Un ejemplo de la poesía de Qays es: «Layla escapa de mí como alguien que quiere retener el agua en sus manos. Los huecos que hay entre sus dedos siempre serán su enemigo».

¿Podrías hablar un poco acerca de las cuestiones de clase y género representados en Habibi?

He tomado prestado elementos del cine iraní. Mi enfoque en una protagonista femenina fuerte que realiza un viaje solitario, en una historia que mezcla la realidad con eventos que parecen sobrenaturales y una variación entre los planos generales y primeros planos refleja el Kandahar de Mohsen Makhmalbaf. Habibi está influenciada por la película Taste of Cherry de Abbas Kiarostami: experimenta el uso de escenas de ritmo más lento, se basa en imágenes en lugar de diálogo y presenta el carácter de Layla como un personaje a punto de sufrir un cambio necesario para sobrevivir. Entre las características de Habibi también se incluyen un marco simétrico, una banda sonora basada principalmente en el sonido diegético y una cinematografía natural que no distrae al espectador de la historia, son algunos de los elementos que proceden de la película The White Balloon de Jafar Panahi.

Los temas inherentes a la historia son los de clase y género. Qays se enfrenta al reto de preparar una propuesta de matrimonio ante la familia de Layla. Ella vive en la ciudad de Khan Younis, en el campamento de refugiados. Los habitantes de las ciudades pertenecen a una clase social más alta que los residentes del campamento. Qays debe proporcionar a la familia de Layla una dote, una casa donde vivir él y su novia y una boda. Al ser estudiante universitario del campamento Qays no tiene ninguna de estas cosas.

¿Qué significa «nuevo cine árabe» para ti?

Lo que hago es un trabajo honesto para el mundo en el que viven mis personajes y este trabajo llega al público a través de la humanidad universal que todos nosotros compartimos. Me di cuenta de que la calidad de mi trabajo ha aumentado de manera exponencial desde que dejé de marcar mi trabajo con la etiqueta «árabe». Tengo más que una simple responsabilidad de hacer un buen trabajo  gracias al apoyo que encuentro en los demás, y lo que tengo que hacer es que el trabajo se adapte a las ideas de otros para la representación o incluso la curación. En el «Nuevo Cine Árabe», los límites que me pongo son los relacionados con la narración basada en la verdad de los personajes que creo. Conozco a directores que han venido a mí para aprender sobre ello y en todas partes desde el cine afroamericano hasta el cine iraní hay modelos a seguir para mí. Por ejemplo, cuando se habla de una separación, se habla primero del arte de Asghar Farhadi, y después de los temas en cuestión. Busco, oro y sueño con llegar a ese nivel de excelencia en mi propio trabajo, sea árabe o no.

Traductora: Denisa- Karla Anusca
Publicado por: Channing Davisson, 23 de agosto de 2012
Fecha de publicación en castellano: 26 de septiembre de 2012
Fuente: Interview with Susan Youssef, «Habibi», Channing Davidson, Film Society-Lincoln Center, 23 de agosto de 2012.
http://www.filmlinc.com/daily/entry/interview-with-susan-youssef-habibi

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close