por Jimmy Johnson

¿Por qué emigrar? ¿Qué dejas cuando emigras? ¿Qué es lo que te espera? ¿Cómo consigues llevarte el constructo social de “hogar” contigo? ¿O lo reemplazas? Y ante un conjunto de preguntas tan difíciles ¿acaso hay espacio para chistes de borrachos? La directora Cherien Dabis, premiada por su primer largometraje Amreeka, investiga todo esto y mucho más en una hora y media de maravilloso cine.
Amreeka empieza con Muna, el personaje representado por Nisreen Faour, en un mercado de Ramala echando un mal de ojo a la nueva mujer de su ex marido, más joven y más guapa. A Muna le molesta ser corpulenta y los comentarios de su madre sobre “lo gordo que se le ha puesto culo” no le facilitanla vida. Y tampoco le satisface que, en el trabajo, otros repitan problemas que tienen fácil solución. Ni los múltiples puestos de control entre Belén – su lugar de residencia – y Ramala – donde trabaja -, ni la humillación sufrida por su hijo Fadi en uno de ellos.
La vida de Muna enla ocupada Cisjordaniaes estresante y en el futuro próximo no se vislumbra una tregua evidente. Después de llevar a casa a Fadi (Melkar Muallem), encuentra una carta del gobierno de EE. UU. metida entre los tomates como el resto del correo. Una inscripción olvidada en la Lotería de visas de diversidad – este es realmente y verdaderamente su nombre, aunque no se menciona en la película – ha dado fruto: Muna tiene la tarjeta verde. El objetivo inicial de la inscripción en la lotería, el traslado de toda la familia a EE. UU., desapareció con la disolución de la unidad familiar. Muna duda si seguir hasta el final, pero Fadi ya se ha encontrado con dificultades en el camino. ¿Dónde irá a la escuela? ¿Dónde irá a la universidad? “Vamos a ser como visitantes”, le dice Muna. “¡Es mejor que ser prisioneros en nuestro propio país!” Este es básicamente el dilema de los emigrantes en muchas de las naciones más pobres del mundo. Las posibilidades, a menudo sobreestimadas, de superar las fronteras del mundo más rico son reales. Pero el mismo título “Lotería de visas de diversidad” implica que el que la recibe es diferente, y esa diferencia es difícil de eliminar.
En Amreeka esta diferencia se ve exacerbada por la fecha de llegada de Muna y Fadi, el comienzo de la invasión de Irak por EE. UU. en 2003. El hipernacionalismo y el fervor jingoísta que rodeó el comienzo de la guerra, el que ha reinado desde poco después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, crearon un ambiente hostil para los árabes, musulmanes o cualquiera considerado como “uno de ellos”. Muna y Fadi son sin duda “uno de ellos” pero exactamente ¿quiénes “de ellos” son ellos? “¿De qué nacionalidad son?”, pregunta el oficial de aduanas. Sigue un atormentado intento de explicarse. Siguiente pregunta: “¿Ocupación?” Muna nota un espíritu de solidaridad, “Sí, tenemos ocupación desde hace casi 40 años”. Pero ella trabaja en banca.
La familia de Muna vive desde hace 15 años en un pequeño pueblo de Illinois, pero les siguen considerando diferentes y, en los días y meses anteriores y posteriores al comienzo de la invasión de Irak, esto empezó a hacerse más evidente y a amenazar su permanencia.La hermana Ragdhay el cuñado Nabeel – magníficamente interpretados por Haim Abbass y Yussuf Abu-Warda – son unos anfitriones estupendos, pero luchan contra la alienación entre ellos mismos y su entorno, y casi a diario los pacientes de Nabeel van desapareciendo para ser atendidos por otros doctores claramente menos árabes.
Los recién llegados sienten presión por todos lados, para tener éxito en la escuela y en el mercado laboral, para animar a sus anfitriones agobiados, para ser “uno de los buenos” y encajar en su nuevo hogar. Los compañeros de clase de Fadi muestran hacia él una extrema crueldad, cargada de comentarios étnicos, estereotipados e intimidantes, equivalente a la fría distancia que Muna recibe de los posibles empleadores, en una época en la que el empleo en banca iba en aumento y la burbuja inmobiliaria se expandía. Estas dificultades se contrarrestan con el proceso de Muna y Fadi de descubrimiento de su nuevo entorno y el intento de comprender qué significa ser árabe y palestino en EE. UU.
A Fadi le comparan con su prima Salma (Alia Shawkat), educada en EE. UU. A Salma todavía la consideran diferente, pero esta diferencia se ve atenuada por su familiaridad con el entorno. Cuando ella y Fadi se encuentran en clase ante una cuestión del mundo actual, él intenta quedarse al margen mientras ella es asertiva sobre sus opiniones y dice lo que piensa. También es más radical que Fadi y Dabis echa un vistazo rápido a los contrastes políticos entre la diáspora Palestinay la patria. Unode los elementos verdaderamente interesantes de la película es la comedia que surge durante el proceso de aclimatación. Fadi descubre la moda americana de sudaderas anchas con capucha y Muna inventa los falafel deslizantes en el restaurante de comida rápida en el que trabaja (nota: si algún jefe de White Castle está leyendo esto es porque ¡la idea de Muna es un éxito!). Y el calor generado por este proceso exploratorio así como las visitas a algunas casas cercanas, a las tiendas árabes y restaurante palestinos, comunica el increíble valor de las comunidades de la diáspora y el espacio comunitario.
La directora Dabisha empezado bien su carrera cinematográfica. Presenta una increíble comparación y un contraste entre los espacios geográfico y social de Palestina y Estados Unidos. Atrás quedan la geografía fracturada de las metrópolis Ramala-Este y Jerusalén-Belén con sus muros claustrofóbicos, los puestos de control e incluso los estrechos espacios para aparcar, sustituidos por los amplios espacios y el perfil del horizonte de los EE. UU. “¿A qué distancia está Disneylandia?” pregunta Muna. “Está a unas 16 horas en coche.” Incluso la geografía social es diferente en los EE. UU. La sobrina de Muna le dice, “Mamá dice que en América todos son gordos, así que tal vez tú podrías encajar”. Varias interpretaciones magníficas dan vida al guión de Dabis, seguidas con calidad y discreción por la cámara de la cineasta.
Parece que la vida de madre soltera recién llegada a un escenario bastante hostil no es la pasarela que uno se espera. Está repleta de todo tipo de problemas, controles policiales y juicios. Aquí Dabis se luce al completar el retrato humano de Muna, más que el de una simple víctima. El camino más fácil y condescendiente sería crear un simple drama sobre las dificultades de Muna. Pero Dabis excluye en la misma medida la comedia y la tragedia y Amreeka es una película increíble por su habilidad de explorar la gama de posibilidades en el espacio entre ellas.
Jimmy Johnson es empleado en un supermercado del sur-este de Michigan. Se puede contactar con él en johnson.jimmy@gmail.com
Traductora: Silvia Bona
Correctora: Denisa- Karla Anusca
Fecha de publicación en castellano: Agosto 2011
Fuente: Cherien Dabis’ journey to «Amreeka», Jimmy Johnson, The Electronic Intifada, 15 de Junio de 2010.
http://electronicintifada.net/content/cherien-dabis-journey-amreeka/3588